22/2/10

TERREMOTO IMPACTA ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS

Por: Richadson Louius

El 12 de enero de cada año será una fecha histórica recordada por la humanidad como un día nefasto por la desgracia del terremoto ocurrido en Haití.
Este acontecimiento conmovió a toda la humanidad; que en fracción de segundos un terremoto de 7.0 grados de magnitud sacudió a Puerto Príncipe.
Es de conocimiento general, que la metrópoli capitalina de cualquier país del mundo, es el eje de todas las actividades políticas, económicas, sociales, educativas.
Esta situación explica que esa catástrofe natural provoca la muerte de más de 217 mil personas, (cifra que podría elevarse a 300 mil informó René Préval, presidente de Haití) más un millón de personas viven sin techo, sin mencionar a los huérfanos, discapacitados y demás pérdidas materiales.
La comunidad universitaria haitiana radicada en la República Dominicana, optó por la expresión de que: “El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho”, dijo William Shakespeare. Esa ha sido la convicción del pueblo haitiano y de nuestra comunidad estudiantil en particular, dispuestos a enfrentar muestra trágica realidad.
      Tan pronto que ocurrió el terremoto, tuve el valor personal – aun no sabiendo nada de mis familiares – de unirme a los médicos del Hospital Darío Contreras, en colaboración a la traducción del Creól al Español, contribuyendo a salvar vida de mis compatriotas. Esa ha sido la actitud de decenas de jóvenes universitarios haitianos tanto en este centro de salud como en otras actividades asistenciales para mejorar la condición de los sobrevivientes.
       A consecuencia de esa tragedia, la comunidad universitaria haitiana en República Dominicana está sumergida en una profunda recesión económica al dejar de recibir las remesas – de las cuales dependen todos sus gastos - procedentes tanto de la Republica de Haití como de otros países del mundo. Los familiares que viven fuera de Haití les dan mayor prioridad aquellos parientes que sobreviven al terremoto.
       Frente a esa horrible circunstancia, algunos estudiantes abandonan sus estudios sin una posible fecha de retorno a las aulas universitarias. Otros tratan de mantenerse por fe a pesar de todo.
Hemos escuchado a especialistas vaticinar que bajará el rendimiento académico de la comunidad universitaria haitiana, que siempre ha sido felicitada por su alto rendimiento académico, como consecuencia de pérdida de familiares cercanos en el horrible acontecimiento.
       Por otro lado, es oportuno reconocer la decisión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo que exoneró más de 200 mil dólares, equivalentes a 7.3 millones de pesos, en asignaturas preseleccionadas, a bachilleres haitianos que cursan carreras en este centro. Este gesto noble debiera ser imitado por las demás universidades dominicanas. Igualmente, conocemos de consorcio comerciales que apadrinan estudiantes que debieran venir en auxilio de aquellos estudiantes desahuciados por el terremoto.


El autor políglota, profesor de Idiomas y estudiante de Diplomacia y Servicios Internacionales de Universidad Católica Santo Domingo (UCSD).