Por: Massiel Reyes Lecont*
En el presente trabajo de
investigación analizaremos: trayectoria, logros, desafíos, opiniones diversas
que expertos en la materia han pronunciado y opinión personal. Todo lo
concerniente a este integracional tema bajo el titulo
:
El proceso de cooperación e integración en América Latina se encuentra en estos momentos en una etapa de revitalización que no se observaba desde hace algunos años, los gobiernos de izquierda instaurados en países como Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela en lo fundamental, han propiciado la realización de diálogos y el establecimiento de acuerdos que de materializarse serán una importante victoria en la lucha por la unión latinoamericana, podemos mencionar la iniciativa venezolana de creación de PETROSUR[3], empresa multinacional que se encargará de la comercialización del petróleo y sus derivados con precios diferenciados para los países del subcontinente y TELESUR[4], que permitirá enfrentar el monopolio de la información que hoy tienen las grandes transnacionales de los países imperialistas, por lo que hay que asumir importantes definiciones; en el ámbito político se está moviendo entre los sueños bolivarianos de unión y el intento de los Estados Unidos de conformación de un bloque propio de la actual era de la globalización como es el ALCA[5] y en el ámbito económico por la necesidad de ajustar nuestras economías a las condiciones internacionales del mercado, lo cual aunque parezca contradictorio hace cada vez más necesaria la integración y la cooperación[6].
El
articulo antes leído, escrito por el Profesor Fernando Porta indica que en los
últimos años se habría generalizado en este bloque subregional la idea de
avanzar hacia una estrategia activa de integración productiva, reconociendo que
hasta ahora la integración comercial no ha logrado crear cadenas de valor
regionales, como sí ocurrió en Asia pese a contar con un marco de menor
institucionalidad. Al explicar la incapacidad para generar redes productivas
más densas en términos de cadenas de valor regionales, argumenta que las
capacidades productivas existen, por lo que concluye que ha sido clave la falta
de un agente coordinador en una perspectiva de largo plazo. De ahí se
desprendería la necesidad de que los Estados participantes ofrezcan de forma
coordinada incentivos y políticas que permitan a los agentes privados
racionalizar sus decisiones de producción integrada a escala regional en una
perspectiva de mercado global.
La magnitud y composición del comercio
entre los países miembros de un proceso de integración constituye uno de los indicadores más evidentes
respecto al estado del proyecto que lo vincula. Un
comercio intenso y diversificado, con una participación similar de todos los
miembros resulta auspicioso y permite ganar en extensión y profundidad en otras
áreas del proceso; en cambio, cuando el comercio interregional no es
significativo cuantitativa ni cualitativamente, las perspectivas de la
integración se ponen en duda.
El
sistema económico internacional está muy lejos de lo previsto por la teoría
clásica del comercio internacional: oferentes y demandantes de bienes, servicios y factores productivos concurren a los mercados a través de la competencia, logrando como resultado la
optimización del sistema, al hacer que cada uno de los factores obtenga un
beneficio proporcional a su aporte al proceso productivo.
La integración, proceso que tuvo
sus inicios en Europa en el siglo pasado, continúa siendo uno de los temas más
importantes en la actualidad, y al que se le presta una especial atención en
todos los países, con independencia de su ubicación geográfica o nivel de
desarrollo.
En las últimas cinco décadas del
siglo XX, los fenómenos de integración se han hecho mucho más
comunes. Características más actuales del mundo, como son la creciente globalización sobre todo en la década del
90, acompañado del predominio de un modelo económico de libre mercado el cual se nutre del
intercambio entre los Estados-nación, ha hecho necesario adoptar
medidas tendientes a mejorar la posición negociadora frente a otros Estados.
Esto último se ha logrado por medio de los procesos de integración, que permiten
a los países negociar como bloque.
Para fines de este trabajo, se entiende
por integración todo esfuerzo de acercamiento por parte de los Estados que
genere vínculos, sean económicos, políticos o sociales. En este orden de ideas, se aceptan los
conceptos de concertación, coordinación, cooperación, integración económica,
integración política, integración social, integración de hecho e
interdependencia, entre otros.[1]
La Multi-dimensionalidad y Multi-gradualidad que caracterizan a la
integración han sido resumidas de la siguiente forma: “Son tantas las facetas
de la integración y tan diversas sus temáticas que difícilmente puede
concebirse la integración como un momento, como un objetivo concreto, definible
y tangible. La integración supone un proceso anterior en el que se logran metas
en distintos momentos temporales y en distintas dimensiones”.[2]
La formación de este tipo de bloques nace básicamente de una necesidad
funcional, en que cada uno de los Estados que decide integrarse a un bloque, lo
hace porque ve en ello una oportunidad de aumentar el bienestar de sus
ciudadanos o simplemente por una cuestión de interés nacional.
Es
por esta razón que se ha optado por analizar los procesos de integración desde
la perspectiva que nos entrega la teoría funcionalista de las relaciones internacionales, la cual parte del supuesto de la
incapacidad del estado moderno de satisfacer las cada
vez más complejas necesidades de interés nacional. Para colmar esa carencia,
propone la creación paulatina de una red de organizaciones internacionales que irían
asumiendo la gestión de sectores concretos (agricultura, energía, defensa, por ejemplo). Se
gestaría así un sistema territorial de transacciones,
encargado de satisfacer -con la colaboración de los gobiernos estatales- las
necesidades de los ciudadanos. Así, poco a poco, surgiría entre los Estados,
la conciencia de estar vinculada a los demás
por una red cada vez más densa de intereses en común.
De este modo se produciría una
paulatina transferencia de las lealtades desde los estados hacia las distintas
organizaciones supranacionales.
Dos razones
esenciales se encuentran entre las justificaciones básicas para fortalecer los
procesos de integración especialmente en naciones en desarrollo, y más aun
cuando las mismas presentan rasgos de pequeños mercados relativos. (I) la
necesidad de aumentar la demanda agregada interna como factor generador de
crecimiento económico; y (II) el requerimiento de expandir la producción que se
ve reducida al depender de un mercado interno restringido, aunque el mismo haya
sido ampliado en las condiciones domesticas o subsistemicas.
Existen
otras razones no menos validas y que son totalmente substantivas para
fortalecer la integración en términos sociales, de complementariedad productiva
y de servicios de aprovechamiento de economía de escala, y a fin de generar
mayor masa crítica en las negociaciones internacionales.
El proceso de cooperación e integración en América Latina se encuentra en estos momentos en una etapa de revitalización que no se observaba desde hace algunos años, los gobiernos de izquierda instaurados en países como Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela en lo fundamental, han propiciado la realización de diálogos y el establecimiento de acuerdos que de materializarse serán una importante victoria en la lucha por la unión latinoamericana, podemos mencionar la iniciativa venezolana de creación de PETROSUR[3], empresa multinacional que se encargará de la comercialización del petróleo y sus derivados con precios diferenciados para los países del subcontinente y TELESUR[4], que permitirá enfrentar el monopolio de la información que hoy tienen las grandes transnacionales de los países imperialistas, por lo que hay que asumir importantes definiciones; en el ámbito político se está moviendo entre los sueños bolivarianos de unión y el intento de los Estados Unidos de conformación de un bloque propio de la actual era de la globalización como es el ALCA[5] y en el ámbito económico por la necesidad de ajustar nuestras economías a las condiciones internacionales del mercado, lo cual aunque parezca contradictorio hace cada vez más necesaria la integración y la cooperación[6].
América
Latina e incluso el área del Caribe se caracterizan por la existencia de
numerosos esquemas de integración. Este fenómeno no es un factor positivo para
la necesaria unidad latinoamericana y caribeña, el basamento de esta afirmación
lo constituye el hecho de que los mismos sujetos pertenecen a varios esquemas
lo que puede motivar contradicciones en razón de los fines planteados en las
cartas constitutivas de los mismos y el papel que le corresponde desarrollar a
cada estado miembro dentro de ellos, esto puede graficarse con la expresión de
“las mismas fichas moviéndose en distintos tableros”.¡
Otro
aspecto es que en algunos de esos esquemas participan sujetos con un grado tan
desigual de desarrollo con respecto a los demás miembros que dificulta el
establecimiento de políticas comunes y condiciones equitativas de intercambio
para todos, por último, se produce una fragmentación que no hace otra cosa que
debilitar esa unión, podemos mencionar como ejemplo de lo anteriormente
planteado a México que forma parte del Grupo de Río, del Grupo de los Tres
junto a Venezuela y Colombia y también del TLCAN[7]
junto a estados Unidos y Canadá, sin lugar a dudas los intereses de los
esquemas mencionados son totalmente diferentes.
No obstante
el proceso de integración latinoamericana y caribeña sobre todo a nivel
subregional ha seguido avanzando y es irrefutable que se han obtenido
importantes logros. Cabe mencionar aquí a la Asociación de Estados Caribeños
(AEC) creada mediante Convenio Constitutivo en 1994, el Grupo de los Tres (G-3)
establecido mediante Tratado de Libre Comercio entre México, Venezuela y
Colombia en 1994, la Comunidad del Caribe (CARICOM) mediante el Tratado de
Chaguaramas de 1973,[8]
la Comunidad Andina de Naciones (CAN) que se instituye en 1996 mediante el
Protocolo Modificatorio del Acuerdo de Integración Subregional Andino, el Sistema
de Integración Centroamericano (SICA), que sustituye a la ODECA mediante el
Protocolo de Tegucigalpa en 1991 y el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) creado
por el Tratado de Asunción en 1991.[9]
“En los últimos años se ha generalizado en
el MERCOSUR la necesidad de avanzar hacia una estrategia activa de integración
productiva. En cierto sentido reconociendo que hasta ahora el proceso de
integración económica, las bases sobre las que ha planteado, no ha generado una
acumulación en el sentido de crear una cadena de valor convencional. Muchas
veces se compara esa deficiencia del Mercosur con una situación totalmente contraria,
una situación exitosa en este sentido en el proceso de Integración Asiático.
Que si bien ha sido un proceso de institucionalidad o menor institucionalidad,
por lo menos hasta hacen 5-6 años, si ha tenido éxito en la generación de redes
productivas a nivel regional.
Cuál sería
la razón por la cual, en el caso de MERCOSUR, que contiene países con una
estructura relativamente diversificada, Algunos de ellos con una historia
industrial, manufacturera significativa, ¿Cuál sería la razón de que estos
países con capacidades potenciales no hubiesen podido generar en este periodo
de integración económica, redes productivas más densas en términos de “cadenas
de valores regionales”. [10]
El rumbo de la integración latinoamericana
parece entonces algo incierto frente a la fragmentación de los procesos y las
dificultades que enfrenta cada bloque regional para profundizar la integración
y para establecer y consolidar relaciones con otras regiones del mundo. Sin
embargo, es importante que siga habiendo intercambios que permitan dar cuenta
de los logros, los desafíos y los elementos potencializadores de una verdadera
integración latinoamericana.
LOGROS Y DESAFIOS DE PROCESOS DE
INTEGRACION EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE
Ø
Incremento cuantitativo y cualitativo del comercio, de las
comunicaciones y el transporte.
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Ø Incremento de la capacidad de negociación.
Las
condiciones insoportables derivadas de la imposición de políticas de ajuste
recesivas y del contexto de la crisis internacional,
provocó la realización de la Primera Conferencia Económica
Latinoamericana, celebrada en Quito en enero de 1984.
De esta Conferencia surgen la Declaración de Quito y el Plan de Acción.
Este comprende definiciones y acciones programáticas en
los temas de financiamiento,
comercio, cooperación energética, servicios y seguridad alimentaria.
Mediante
esta acción, los países de la región han tratad de definir en forma colectiva,
un marco más equitativo para la negociación de la deuda externa, que tomara en
cuenta las particularidades de cada uno, y permitiera al mismo tiempo, una
respuesta general a un problema común de la región.
A lo largo del desarrollo de los
procesos de integración y cooperación de América Latina y Caribe, se han puesto en funcionamiento una
gran cantidad de mecanismos e instituciones de las más variadas áreas.
Se
ha adquirido una amplia experiencia en los esquemas de integración intentadas y
en curso, creándose significativos vínculos entre los países y se han
desarrollado múltiples acciones de cooperación que han ayudado a resolver
problemas concretos y a generar una trama cada vez más extensa e intensa de
nexos e intereses comunes.
Durante mucho tiempo América Latina ha exportado al "mercado internacional productos primarios. Prácticamente sólo productos primarios, pues
la teoría económica ortodoxa determinaba que esa era la especialización
que correspondía a nuestra región, conforme a sus ventajas comparativas en la
división internacional del trabajo.
Ø
Atenuó tensiones de los países limítrofes.
Los procesos de integración anudan innumerables vínculos en la medida en
que ganan en intensidad y extensión. Estos vínculos no son sólo económicos,
sino también sociales, culturales y políticos. De tal modo se refuerzan las
tendencias a la cooperación y la solidaridad, y se debilitan las conflictivas. Además, en la medida en que se
profundiza la integración, los terceros participantes del esquema, tienen
más autoridad y más instrumentos para disuadir a quienes se apartan de las
reglas básicas de convivencia.
Ø
Impulsa la tendencia a la unificación.
La integración multiplica las relaciones
comerciales, económicas, políticas y culturales, la cooperación, la
interdependencia y aun la solidaridad, conformando así el hábitat de las tendencias hacia la unidad. Además, en muchos de nuestros países regiones
que están débilmente integradas al resto de su propio país y que en cambio
tienen mejores posibilidades de hacerlo con alguna región próxima del país
vecino por facilidades de transporte y comunicaciones o complementariedad de sus economías, o
por mejores posibilidades de acceso a terceros mercados, etc.
Ø
Fortalece
los procesos democráticos.
La integración, además de proveer resultados
económicos, crea condiciones para el desarrollo y la participación. Más aún, es
difícil concebir un estado avanzado de integración sin una participación intensa no sólo
da los sectores económicos, sino también de los sociales, políticos y
culturales.
DESAFIOS DE PROCESOS
DE INTEGRACION EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE
Con relación a los desafíos que debe enfrentar
los procesos de integración en América Latina, según las investigaciones
previamente realizadas, puedo llegar a la conclusión de que si, existen
desafíos en cuanto al mismo. Para no hacer extenso el capitulo lo he resumido
en unas cuantas líneas.
En 2004 América Latina y el Caribe, celebro lo
que fue, desde el 1980, el año de mayor crecimiento económico tanto en términos
absolutos, como en función del PIB per cápita, con valores de 5.9% y 4.4%
respectivamente. Se había sobrepasado la marca de crecimiento de 5.6% de 1997
que había sido la mayor alcanzada hasta ese momento.
Sin embargo las comparaciones realizadas en
términos históricos con la región, es indudable que existen avances. Sin
embargo en varias oportunidades la Comisión Económica para América Latina ha
reiterado que: “Se
tendría que lograr un crecimiento sostenido de alrededor de 6% del producto
interno bruto anual para esperar que las cifras de la pobreza en la región
tendieran a disminuir. Ese es un desafío permanente.[11]
CONCLUSION
Luego de finalizado el presente
trabajo y una vez profundizado en el concepto de Integración como objeto de estudio del mismo, podemos afirmar, que
los procesos de integración en Latinoamérica y el Caribe, represento en años
pasados y representa en pleno siglo XXI un avance de las naciones que ha tenido
significativamente muchos logros y que por demás está decir que tiene muchos
desafíos por delante. Sin
embargo y ya por terminado este trabajo, considero que efectivamente son
distintos los factores que pueden influir en cuanto a que los procesos de
integración entre los diversos países puedan ser alcanzados de la mejor manera
posible con miras a que cada uno de los Estados miembros puedan alcanzar
ventajas reciprocas y comunes, creo asimismo, que estas aspiraciones se pueden
tornar entorpecidas cuando tras la firma de un tratado o acuerdo -en este caso
económico-, se esconden aspiraciones que impliquen desequilibrios o alcance de
beneficios que aprovechen sólo a una parte de los contratantes.
_____________________________________________________________
* Egresada del Diplomdo en Relaciones Internacionales y Diplomacia
* Egresada del Diplomdo en Relaciones Internacionales y Diplomacia
Instituto de Formaci'on Gerencia y Liderazgo Americano, IFGLA
Mejor trabajo de investiaci'on presentada.
Nota: La autora se hace responsable del contenido del artículo.
BIBLIOGRAFIA
Ø Los procesos de integración de los
países de América Latina y El Caribe 2000-2011: avances, retrocesos y temas
pendientes. Renato Baumann, Inés Bustillo, Johannes Heirman, Carla Macario,
Jorge Mattar, Esteban Pérez.
Ø Integración y democracia en América Latina y El Caribe. Álvaro
Tirado Mejía.
Ø La dimensión política de los procesos
de integración regional y subregional. Alberto Rocha Valencia.
Ø Procesos de integración en América
Latina y el Caribe: Caracterización general y potencialidad de nuevos ejes de
integración. Giovanni E. Reyes, Ph.D.[12]
Ø Comisión Económica para América
Latina el Caribe. http://www.cepal.org/
[3] Es una empresa reconocida en todo el ámbito
nacional por sus logros en la prestación de servicios de apoyo logístico para
la industria del petróleo y el gas, así como para la construcción y
mantenimiento de obras mecánicas, civiles y viales.
[5] El Área de Libre Comercio de las Américas o ALCA fue
el nombre oficial con que se designaba la expansión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Estados Unidos, México y Canadá)
al resto de los estados del continente americano excluyendo
a Cuba.
[6] Ficha 61 , Ficha
65 Mercosur.Int
[7] Es un acuerdo regional entre los gobiernos de Canadá, de los
Estados Unidos y de México para crear una zona de libre comercio.
[8] Tratado Revisado por el que se Establece la
Comunidad del Caribe con Inclusión del Mercado Único y la Economía de la
CARICOM.
[9] El Tratado de Asunción del 26 de marzo de 1991 es un acuerdo
firmado entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay en Asunción, la Capital del
Paraguay, por lo que lleva su nombre. A partir de la firma del mismo, se crea
el Mercosur.
[10] Fernando Porta,
especialista en economía internacional y economía industrial, analiza los
desafíos y limitaciones del proceso de integración regional, centrándose en la
experiencia del MERCOSUR.
Toda la información sobre este proyecto, insumos para la discusión, y las iniciativas de trabajo en red para promover la temática del desarrollo en América Latina y el Caribe.
http://www.prebisch.cepal.org
Toda la información sobre este proyecto, insumos para la discusión, y las iniciativas de trabajo en red para promover la temática del desarrollo en América Latina y el Caribe.
http://www.prebisch.cepal.org
[11] . Especialmente
para discusión sobre condicionantes de la región a partir de la época de
estanflación de los ochenta, y de crecimiento con ajuste en los noventa, Véase:
Wood, Adam (2001) North-South Trade, Employment and Inequality. (Oxford: Oxford University Press); Economic Commission
for Latin America and the Caribbean- ECLAC- (1997) Latin America: The Economic
Experience of the Last 15 Years-1980-1995 (Santiago de Chile: ECLAC);
International Monetary Fund. (1992) International Financial Statics Yearbook
1991. (Baltimore: The John Hopkins University Press); y Green, David. (2000)
Silent Revolutions: The Rise of the Market Economies in Latin America. (London, UK:
Cassell , Wellington House), en especial pp. 32-43 , 89-96, y 130-145
[12] Ph.D. en Economía Para
el Desarrollo/Relaciones Internacionales de la Universidad de Pittsburgh, con
certificados de post-grado de las universidades de Pennsylvania y Harvard;
actualmente es funcionario de la Organización de Naciones Unidas.